viajero del alma

Aún en la incertidumbre, perdido, siego,
pronto al convencimiento de que no hay
mejor ni peor, ni siquiera razón válida
para desear bienestar, ya todo da igual.

Ya no es necesario que os compadezcas,
ni que reproches mi desazón, quizás,
mi insípida existencia solo necesita pasar,
tal vez sea cansancio que luego puede aliviar.

Siento que apremia la inmensa necesidad
de ir lejos y abrazar lo simple, lo natural,
escuchar por unos días la naturaleza brotar,
ausente de iras, entregado, sin tiempo ni lugar.

Regresar entonces, repuesto, satisfecho,
consiente, que pronto, la inquietud se repetirá,
devorando la calma, despertando la huída,
requiriendo el marchar hasta la soledad.

Y así, ir y venir, buscando, inquieto,
con esperanza que al fin me quedo, sin más,
y no regreso, porque aquí no es mi lugar, si no haya,
donde esté solo, donde la paz...