Tiempo de recordar
Cuando el pretendido rapsoda halla cruzado el umbral,
será el tiempo de recordar su locura,
su contumacia a lo despótico y mansedumbre a la sensibilidad,
podemos entonces aliviados,
ilustrar su inepto caminar.
Alguna vez se vio en sus ojos su acelerado palpitar,
y el paso manso en partes del sedero, le fueron a acompañar,
no se pudo evitar que
piedras, golpearle quisieran,
ineludible será aceptar,
que mejores procederes no le fueran.
Como, no todo lo que brilla es oro, se le pudo presentar,
y supo templar su autoestima, con un, no te tomes nada
personal,
dimitió con esfuerzo a la competencia, al sentir soez, al oprobiar,
se hizo adicto a la verborrea por desechar la cercanía a la hostilidad.
no pretendamos en su nuevo estado, ofrendar con ramos de
flores cercenadas,
solo ofrezcamos desde
la mirada las flores silvestres, intactas,
de nuestro sentir, pensar, actuar, algún asentimiento a su utopía
que no pudo obviar,
y aceptemos que su cáliz quiso, como cosa última, ofrendar.
Kimkelen Rumel
23-10-2014
Santiago de Chile
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