De pronto todo parece más complicado de lo habitual, si hasta caminar o levantarse en la mañana es difícil, para que decir lo referido a mejorar la forma de ser. Aprender a estar atento a cuanto malo pasa por mis pensamientos para con el prójimo, si que cuesta, tal vez esta dificultad sea el producto de un aprendizaje muy poco dedicado a tener en cuenta la belleza del preocuparse con ternura por las necesidades de todos nuestros congéneres.
No puedo ignorar que somos inducidos por las distintas religiones a esta noble tarea, pero siempre está primando el interés monetario por sobre el espiritual, absoluta rebeldía del ego que nos limita y nos hace torpes en el arte de amar. Tomar la firme determinación de cargar la inquebrantable promesa a si mismo, de luchar por el cultivo del amor al prójimo, puede resultar muy agotador y en ocasiones hasta parecernos innecesario. Pero ha llegado le era del reencuentro consigo mismo, única forma de lograr la mejoría tan insistentemente requerida por cada uno de nosotros. Se nos hace sencillamente muy cómodo criticar hasta con dureza el proceder de todos quienes nos rodean, mas, se nos dificulta reconocer que es indispensable comprometernos en el aporte decisivo, desde lo más profundo de nuestro ser, para que el cambio pueda por fin empezar a ser una realidad lograda de forma lenta pero segura.
Solo podremos con verdadera Fe y mucha entrega. Mi correo: kintunmapu@gmail.com