06 agosto 2007

Me Disculpo





Querida soledad;
Debo disculparme contigo por haber descuidado la atención que bien mereces, cada vez que me distancio de tu compañía, noto como mi ser, se contamina con formas negativas de sentir. Quizá es porque existen a mí alrededor, muchas formas de desprecio por el compromiso de fraternidad, unas más notorias que otras, pareciera que tengo el hábito de contagiarme con mucha facilidad, con las conductas que hacen que nuestra existencia sea superflua y vana.
Entonces al primer encuentro con tu profundo destello, retomo complacido mi camino de contemplación, en busca de reafirmar, mi convencimiento de que es necesario mantener la vista aguda respecto del sentir y el actuar.
Que sea mi disculpa, razón de atenta reflexión y compromiso indeleble, por la búsqueda del mejor estar en tu compañía, estar en soliloquio, cual si profunda oración, honesta, comprometida en el afán de ser cada vez, mejor persona.