ACTITUD DE AMOR
En los años de 1970 aprox. tuve la fortuna de conocer el movimiento hippie, con lo que quedaba de inocencia en mi, acepté como una gran posibilidad la intención de luchar por un mundo donde pudiésemos vivir bajo el dulce lema "Amor y Paz", pero esta vida de sociedad occidental se encargó de aniquilar poco a poco este bello destello de religiosidad que intentó dar claridad a mi existencia.
Hoy 36 años más tarde, intento de muchas formas retomar esa gloriosa lucha en pro de una sociedad más cálida, cierto es que no me ha sido fácil, porque una y otra vez aparecen situaciones o personas que apoliyan esta opción personal. No puedo dejar de mencionar el comentario hecho por un buen hombre que versaba así: "No puedes ir por hay queriendo a la gente así sin más, porque al fin esto te hará mucho daño". Me atreví entonces a rebatir tan pesimista teoría diciendo que así como el cuerpo necesita su alimento para no desfallecer, entonces también el alma.
Avivar constantemente nuestra mente con los conocimientos legados por seres que dedicaron incontables horas de su existencia a la búsqueda de opciones que nos permitan descubrir formas de armonizar con nosotros mismos y con nuestros semejantes y el medio, entonces no podemos quejarnos de la falta de nutrientes para mantener esta indispensable actitud de amor al prójimo.
Aquí llegamos a otro escollo que es la desconfianza, pues muchos pensarán ¿Y este quien se cree?, entonces la duda sembrará el desaliento pero muchas veces tenemos la fortuna de tener presente todo conocimiento adquirido para continuar en la lucha, y no podemos dejar de mencionar la ayuda inmensa e impagable que significa el apoyo de personas que con la magia de su ser nos mantienen animados en la confianza de que no es equivoco nuestro andar.
Hoy 36 años más tarde, intento de muchas formas retomar esa gloriosa lucha en pro de una sociedad más cálida, cierto es que no me ha sido fácil, porque una y otra vez aparecen situaciones o personas que apoliyan esta opción personal. No puedo dejar de mencionar el comentario hecho por un buen hombre que versaba así: "No puedes ir por hay queriendo a la gente así sin más, porque al fin esto te hará mucho daño". Me atreví entonces a rebatir tan pesimista teoría diciendo que así como el cuerpo necesita su alimento para no desfallecer, entonces también el alma.
Avivar constantemente nuestra mente con los conocimientos legados por seres que dedicaron incontables horas de su existencia a la búsqueda de opciones que nos permitan descubrir formas de armonizar con nosotros mismos y con nuestros semejantes y el medio, entonces no podemos quejarnos de la falta de nutrientes para mantener esta indispensable actitud de amor al prójimo.
Aquí llegamos a otro escollo que es la desconfianza, pues muchos pensarán ¿Y este quien se cree?, entonces la duda sembrará el desaliento pero muchas veces tenemos la fortuna de tener presente todo conocimiento adquirido para continuar en la lucha, y no podemos dejar de mencionar la ayuda inmensa e impagable que significa el apoyo de personas que con la magia de su ser nos mantienen animados en la confianza de que no es equivoco nuestro andar.